El Protocolo Definitivo del Herpes




Muchas personas han sufrido o padecen herpes, heridas que generan problemas estéticos y molestias notables que pueden complicarse al aplicar todo tipo de remedios caseros. Sin embargo, esto sólo consigue maltratar la piel; lo mejor es saber identificar claramente los síntomas de herpes labial y aprender a tratarlos.

Según estadísticas mundiales, la mayoría de las personas se encuentran expuestas a sufrir en algún momento este tipo de enfermedad, ya que estas desagradables y molestas heridas son ocasionadas por el virus del herpes simple, agente infeccioso que aunque no se manifieste en gran parte de los casos, es portado por al menos 70% de la población global.

El virus del herpes simple es muy contagioso, pero aclara que quien lo adquiere "no necesariamente presentará manifestaciones clínicas, es decir, no va a sufrir la aparición de lesión en los labios, ya que el agente infeccioso, aunque está presente, requiere ciertas condiciones para multiplicarse y desarrollar la enfermedad. Sin embargo, los portadores pueden transmitir el microorganismo a otras personas con facilidad, y de ahí que tanta gente lo tenga y lo propague sin darse cuenta".

Respecto a las cifras de la presencia de este virus,  indica que no existen los estudios correspondientes, pero que estas proporciones se pueden estimar. "Se han realizado análisis aleatorios en naciones como Canadá, Alemania y Japón, y en todas se han obtenido más a menos los mismos rangos, por lo que calculamos que entre 15 y 18 millones de personas tienen o han presentado la enfermedad por el virus del herpes en algún momento de su vida", y aclara que "al tener tanta gente con el microorganismo, eventualmente pueden aumentar las cifras de enfermos".

La primera infección puede progresar de distintas formas. La mayoría de las personas no tienen síntomas o éstos son muy leves. 

En los que desarrollan síntomas durante la primoinfección, la forma más frecuente de presentación es la gingivoestomatitis (afectación de encías y boca). Se suele producir en niños de uno a cinco años. Tras un período de incubación de alrededor de una semana se inicia el cuadro de forma brusca. Aparecen múltiples vesículas (vejigas llenas de líquido claro), que se rompen rápidamente, dejando erosiones localizadas en la boca, encías, lengua y labios. El niño suele presentar abundante secreción de saliva, dolor al tragar, mal aliento y síntomas generales como fiebre, irritabilidad, cansancio, etc. Son frecuentes las adenopatías (ganglios aumentados de tamaño) en el cuello. Sin realizar tratamiento cura entre dos y seis semanas. Más tarde, si el virus se reactiva, las vesículas vuelven a aparecer. 

Las recidivas (nuevas apariciones) son más leves y sin síntomas generales, con tendencia a presentar los nuevos brotes siempre en la misma localización. El primer síntoma suele ser una sensación de picor y ardor en la piel. Rápidamente aparece una pequeña zona enrojecida que se cubre de vesículas en ramillete. Las vesículas se rompen y se cubren de costras. Suele afectar preferentemente a la zona de alrededor de la boca y al borde de los labios. Cura espontáneamente entre siete y diez días.